miércoles, 18 de enero de 2017

Conexiones de antaño

Uno de los factores principales de la supervivencia humana se dice que son las conexiones afectivas.

Basta con que interactuemos con una sola persona para que el motor de uno mismo arranque de nuevo para proseguir su viaje.

Es curioso, ahora, en el siglo XXI, cuando el crecimiento de las nuevas tecnologías  no nos dan un minuto de soledad, me pregunto donde se han quedado esas “conexiones afectivas” de antaño. Esas palabra de aliento ante cuestas arriba, las caricias que reconfortaban, las  miradas cómplices. La alegría de encontrarse en la calle tras tiempo sin saber del otro…. Los saludos cercanos, sinceros…

Los tiempos cambian. La manera de relacionarnos también. Las conexiones entre unos y otros hoy vienen en forma de emoticono amarillo y gracioso, o rojo y furioso, con gafas.. e incluso en forma de dedo azul.

Debemos adaptarnos a los tiempos, sí. Pero no nos perdamos dentro de pequeñas ventanas.

Regalemos nuestro saludo en la mañana al salir a la calle, las miradas cómplices en el trabajo bien hecho, el ánimo ante el desaliento no escondido en letras y muñecos, dibujos que esconden nuestras emociones.

Seamos capaces de mantener, de no dejar de mostrar nuestros sentimientos.


Son esas conexiones son los que nos hacen únicos, los afectos.