“la vida es un camino. Debemos
recorrerlo lento y sin prisas, pues lo que realmente cuenta es el camino no la
meta”
Cuantas
veces andamos nuestro camino ansiosos por llegar al destino y, al llegar a
este, nos damos cuenta de que nada es
como lo planeamos, o no tenemos las herramientas necesarias para afrontar
nuestros anhelos.
Puede que en
nuestro camino nos olvidemos de lo más importante, fijarnos en aquello que en
él existe, en lo que lo forma.
El camino, la
vida de cada uno, se asfalta de todas nuestras vivencias. Unas buenas, otras no
tanto.
De todas
ellas debemos aprender, sacar el mejor
partido. Estas son quienes nos forman. Sabias consejeras. Maestras de
futuro.
Y como dice
Paulo Cohelo:
“todas las batallas en la vida sirven para
algo, incluso las que perdemos”