A veces nos
sentimos ahogados y frustrados, perdidos en túneles oscuros y sin salida.
Ante tanta
impotencia creemos que no queda más opción que compadecernos de nosotros
mismos, abocados al abismo de la
desesperación.
Puede que no
nos demos cuenta de que no nos hace falta más que el poder que tenemos dentro
de nosotros, el poder del corazón, del querer inconscientemente sobrevivir ante
una adversidad, de resurgir.
Como dijo en
su día Helen Keller:
“ La autocompasión es nuestro peor enemigo, y
si nos sometemos a ella no podremos hacer nada inteligente en este mundo”