jueves, 17 de marzo de 2016

No a la compasión ni a la deseperación

A veces nos sentimos ahogados y frustrados, perdidos en túneles oscuros  y sin salida.
Ante tanta impotencia creemos que no queda más opción que compadecernos de nosotros mismos, abocados al abismo de  la desesperación.

Puede que no nos demos cuenta de que no nos hace falta más que el poder que tenemos dentro de nosotros, el poder del corazón, del querer inconscientemente sobrevivir ante una adversidad, de resurgir.

Como dijo en su día Helen Keller:


La autocompasión es nuestro peor enemigo, y si nos sometemos a ella no podremos hacer nada inteligente en este mundo”