¿Nunca nos
ha pasado el hecho de que hemos querido proyectar en nuestra mente una situación
ideal y luego esa expectativa se ha desmoronado al hacerse realidad?
No siempre
las cosas son como las deseamos.
Al toparnos con la realidad muchos de nuestros
anhelos caen al vacío de los sueños
rotos.
Antes de
dejar que todo se rompa, debemos ajustar, amoldar nuestros deseos a nuestra
realidad. Nuestras metas, con nuestras posibilidades.
Unirlas, hacer de ellas
una, fuerte, solida.
No nos
asustemos ante el hecho de saber que lo que deseamos es opuesto a nuestra vida,
a nuestra situación.
No todo ha de ser de una forma exacta a la que imaginamos.
Puede que los sueños y deseos lleguen a
nosotros de una manera distinta a la planeada.
Sólo debemos aprender a
encontrarlos entre nuestra vida, abrazarlos y no dejarlos escapar.
Puede que no
se presente otra oportunidad de poderlos
encontrar.